Todo lo que alguna vez conversé con varias personas, desde una empresa de notebooks que donaba 1 dólar a ASH (Animales Sin Hogar) por cada venta; lo que he debatido alguna vez sobre la teletón y la chantada de las mega-donaciones empresariales; los $2 en las cajas de los supermercados para la caridad de turno contra los que despotriqué alguna vez, y más… me lo encontré hoy resumidos en un interesantísimo artículo de hace ya más de 1 año, sobre la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), lo comparto y reafirmo mi posición de que lo de que “toda ayuda es bienvenida, y mejor es 1 dólar (o 2 pesos) que nada” es BRUTA chantada, y los que ganan (más aún que los niños, los perros o los hospitales) son las gigantes empresas que (no todas, seguramente) no manejan la RSE más que como un área más dentro del departamento de marketing. Y cómo el Estado (para variar) ofrece una ayuda desmedida a medianas y grandes empresas retribuyendo con hasta un 75% de descuentos impositivos, que además, no hacen más que subsanar necesidades (como la salud, los derechos de los animales, etc) que debería proveer el mismo estado.
Les dejo el comienzo del artículo por Gabriel Delacoste Griñó y el link para leerlo completo:
Durante un día cada año, McDonald’s vende miles de hamburguesas y transfiere lo recaudado a una organización que atiende niños enfermos. Otro día, los canales de televisión abierta reúnen a sus grandes figuras, les dan un descanso de su tarea de asuzar el miedo a los jóvenes pobres, ventilar intimidades sórdidas y despotricar contra la ineficiencia estatal para encomendarles presidir sobre un día entero de recaudación para ayudar a niños con diversas dolencias.
Esos días se celebra, se colabora, se llora. Empresas contribuyen generosamente y estimulan a sus trabajdores a participar. Bancos pintan sus logos en caras de niños agradecidos. Se distribuyen pegotines que conmemoran las donaciones. Las grandes donaciones son anunciadas en vivo por cadena nacional y las pequeñas donaciones se cuantifican en grandes totales que se anuncian con alegría al final de la noche, siempre superando las expectativas y reafirmando la conocida solidaridad del pueblo uruguayo.
Es que nadie quiere que los niños estén enfermos. El amor al prójimo, la preocuapción por los débiles, la generosidad y la solidaridad son, sin lugar a dudas, valores a enaltecer y a practicar. Se trata de ideas que evocan lo mejor de las personas y inundan a quien las llevan a la práctica de un profundo bienestar y aprobación social.
La máquina funciona a la perfección. Niños se curan, el público se siente parte de un gran acto de altruísmo, las marcas son asociadas con un momento hermoso de unidad nacional y el Estado siente alivio de poder retirar sus costosas políticas públicas de un ámbito donde ya no es más necesario y por esto agradece devolviendo a las empresas que colaboraron el 75% de lo donado en descuentos impositivos.
Cito un par de pasajes que me parecieron brutales:
De repente, los males sociales no son injusticias contra las que se lucha a través de la organización, y el mercado no es la fuente de estas injusticias, sino su solución.
El Estado no lo puede hacer todo, pero las supuestas soluciones aportadas por la caridad son meros simulacros de solución, que atacan ante las cámaras una parte pequeña de un problema general y desactivan preventivamente la capacidad de atacarlo sistémicamente.
Les recomiendo lo lean completo, y quién quiera, me encantaría escuchar algún punto, a favor o en contra, que iniciara cualquier interesante debate…
Feliz Navidad (?)
